Se dice que es conocido desde el tiempo de los hunos aunque la hipótesis más aceptable es la que lo sitúa en Hungría alrededor del siglo XIII, importado por los cumanos, pastores nómadas de origen turco que se refugiaron en las llanuras de este país, como consecuencia de las invasiones mongólicas. Sus orígenes se unen por lo tanto, al de los perros orientales, descendientes del mastín tibetano, que contribuyeron a la creación de muchas razas de pastor de capa blanca como el Maremmano abrucés y el Perro de montaña de los Pirineos. Su momento de mayor esplendor lo tuvo en 1300 en la corte del rey Matías, que fue un apasionado criador y, solía decir, que se sentía más seguro entre sus perros que entre sus hombres. Siempre ha sido empleado como perro de pastor para cuidar los rebaños y manadas, aún numerosos en Hungría. La difusión fuera de su país de origen, es historia reciente.